Vitamina D: inmunidad y microbiota
La vitamina D se conoce por su importancia en la salud ósea; favorece la absorción del calcio, y mantiene el equilibrio necesario de calcio y fosfato para la mineralización de los huesos.
Su déficit provoca raquitismo (niños), osteomalacia (adultos), y osteoporosis (asociada al déficit de calcio). También influye en el tono y en la contracción muscular, y su defecto provoca debilidad muscular, que aumenta la predisposición a las caídas, elevando el riesgo de fracturas en personas con osteoporosis.
Los hallazgos recientes le atribuyen otras funciones más allá de la salud musculoesquelética, y la relacionan con la inflamación, la inmunidad, la longevidad, y con la salud intestinal. Se ha visto que los niveles bajos se asocian a un mayor riesgo de diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, arteriopatía periférica, algunos cánceres y enfermedades autoinmunes e inflamatorias.
¿Por qué es tan frecuente el déficit de vitamina D?
Las principales fuentes provienen de la exposición solar (radiación ultravioleta) y de algunos alimentos.
En la actualidad, la deficiencia de vitamina D afecta a un alto porcentaje de la población, incluso en países con climas soleados. Se piensa que una de las razones podría ser la reducción del tiempo de exposición solar (uso de protector solar, ropa, contaminación ambiental). La necesidad de exposición diaria al sol, varía en función del color de la piel. Mientras que las pieles claras pueden sintetizar vitamina D en 14 minutos, las más oscuras necesitarán hasta una hora.
Los alimentos que contienen esta vitamina en cantidades nutricionalmente adecuadas son escasos, pues sólo se encuentra en cantidades significativas en el salmón, las sardinas, el arenque y la caballa, el hígado, y la yema de huevo. En alimentos de origen vegetal, solo algunas setas aportan pequeñas cantidades a la dieta.
Así que, incluso con una alimentación saludable, cumplir con la cantidad diaria recomendada de vitamina D (CDR: 10-20 mcg o 400-800 UI/día), es una tarea muy difícil.
Asimismo, las enfermedades que conllevan malabsorción de nutrientes como la celiaquía, el síndrome del intestino corto, fibrosis quística, la obesidad, o la edad avanzada, también contribuyen a la deficiencia de esta vitamina.
Las enfermedades hepáticas y renales también aumentan el riesgo de deficiencia, pues la activación de la vitamina D, depende del hígado y los riñones. La provitamina D3 se hidroxila en el hígado a 25-hidroxivitamina D o calcidiol, que el riñón transforma en calcitriol: la forma biológicamente activa.
También se ha visto que existe una influencia genética (SNPs), fruto de variaciones en el gen que codifica el receptor de vitamina D (VDR), y que influye en la concentración de vitamina D en el organismo.
Relación de la vitamina D con el sistema inmunitario
Numerosas células del sistema inmunitario tienen receptores de vitamina D (VDR). La señalización del receptor VDR tiene un papel supresor de la autoinmunidad y un efecto antiinflamatorio.
Por ejemplo; reduce la respuesta en cascada inflamatoria excesiva que se produce en infecciones agudas del tracto respiratorio.
- aumenta la capacidad fagocítica de las células inmunitarias
- reduce la secreción de citocinas inflamatorias
- refuerza la función de barrera física de las células epiteliales corneal e intestinal
- reduce la permeabilidad intestinal y la inflamación
- induce la síntesis de péptidos antimicrobianos (defensinas y cateclidinas)
Vitamina D y microbiota intestinal
Una investigación reciente, estudió el efecto de la suplementación de vitamina D 3 sobre la microbiota intestinal en adultos con déficit de vitamina D. El análisis de heces al inicio y al final del estudio identificó:
- Aumento de las bacterias beneficiosas y reducción de patógenas. (Akkermansia y Porphyromonas respectivamente),
- Mejora de indicadores asociados a la obesidad y síndrome metabólico (relación Firmicutes / Bacteroidetes)
- Mejoría sintomática de la enfermedad inflamatoria intestinal.
¿Cómo prevenir el déficit de vitamina D?
Dieta saludable:
Algunos de los alimentos con cantidades nutricionalmente relevantes de vitamina D son: huevos de codorniz, huevos de pato, huevos de gallina, queso emmental, queso gouda, anchoas, anguila, arenque, atún, bonito, jurel, caballa, palometa, salmón, y también las setas shiitake.
Complementos alimenticios:
La suplementación adecuada, cuando es necesaria, bajo el control del profesional de la salud, apoya una nutrición equilibrada, clave en el mantenimiento de la salud.
Más vida al aire libre:
La actividad física, el contacto con la naturaleza, y la exposición solar sensata, contribuyen al cuidado de la salud y a la mejora de la calidad de vida física, mental y emocional.
Isabel Morillo- Nutricionista
Bibliografía adicional
Akimbekov, N. S., Digel, I., Sherelkhan, D. K., Lutfor, A. B., & Razzaque, M. S. (2020). Vitamin d and the host-gut microbiome: A brief overview. Acta Histochemica et Cytochemica, 53(3), 33–42. https://doi.org/10.1267/ahc.20011
Sun, J. (2018). Dietary Vitamin D, Vitamin D receptor, and microbiome. Current Opinion in Clinical Nutrition and Metabolic Care, Vol. 21, pp. 471–474. https://doi.org/10.1097/MCO.0000000000000516