Más de 300 millones de personas en el mundo viven con ansiedad y depresión, y esa pandemia pasa desapercibida. Este problema ha aumentado un 18,4% entre 2005 y 2015 y casi la mitad no recibe tratamiento o no es el adecuado. ¿Qué estamos haciendo mal?
La rutina acelerada de la sociedad moderna, el no parar a pensar, no priorizar el cuidado personal, aumenta el riesgo de padecer ansiedad estrés y depresión crónica, destructores de salud. Además de los cada vez más populares ejercicios de relajación, concentración, meditación para retomar el control de la mente, existen unos aspectos de la salud básicos en la prevención o como primer abordaje antes de recurrir a la medicación.
Al margen de mis problemas personales, ¿Qué influye en la aparición de la ansiedad, estrés o depresión crónica?
- Estilo de vida:La falta de sueño y el sedentarismo son dos monstruos que rigen las normas de la sociedad moderna, y pueden ser responsables de los problemas de depresión, entre muchos otros problemas de salud crónicos.
- Alimentación: Se ha demostrado que la forma en la que nos alimentamos puede aumentar o disminuir el riesgo de sufrir ansiedad crónica. La alimentación occidental favorece la aparición de deficiencias nutricionales en vitaminas y minerales, algunas clave para el sistema nervioso, como por ejemplo, vitaminas del grupo B, magnesio, selenio, vitamina D, zinc o hierro entre otros. A su vez, el consumo de productos ricos en azúcar está directamente relacionado con problemas de ansiedad. Por otra parte, la inflamación provocada por productos refinados o ricos en azúcar también está relacionada con la depresión.
- Intestino: Los problemas de depresión, ansiedad, estrés crónico pueden estar relacionados con problemas intestinales y alteraciones en la microbiota.
Influencia de la microbiota intestinal en el desarrollo de depresión, ansiedad y estrés
La disbiosis intestinal, es decir, un desequilibrio entre los grupos de microorganismos naturalmente presentes en nuestro cuerpo, podría tener una parte de responsabilidad en la aparición de la depresión y ansiedad crónicas.
El aumento de permeabilidad intestinal permite el paso de bacterias entéricas que generan una inflamación con un papel en la fisiopatología de la depresión. Además, la sensibilidad alimentaria mediada por IgG, por su relación con alteraciones en la microbiota intestinal y el aumento de permeabilidad intestinal se está estudiando en los problemas de depresión (1, 2).
¿Qué enfoques existen para abordar los problemas de ansiedad, depresión y estrés?
La dieta mediterránea, puede disminuir el riesgo de depresión a partir de los 50 años, mientras que, en el mismo estudio, se ha demostrado que existe un riesgo más elevado de padecer depresión con un consumo regular de productos ultraprocesados ricos en azúcares, fritos y carnes procesadas.
La dieta DASH , originalmente utilizada para reducir la presión arterial, también podría ayudar a reducir la depresión. Se centra en la reducción de sal y azúcar, y una alimentación basada en las plantas.
Los alimentos fermentados también se han estudiado en este contexto y su consumo regular podría ser enfoque para ayudar a reducir la ansiedad social.
La dieta de eliminación y rotación según la sensibilidad alimentaria mediada por IgG en sangre (o alergia retardada tipo III), que se podría analizar en el contexto de una dieta mediterránea, como parte de la estrategia nutricional para abordar el problema del estrés crónico, la ansiedad o la depresión.
Recientemente, distintos estudios demuestran que, la modulación de la microbiota intestinal con la ayuda de suplementos a base de probióticos y prebióticos específicos es una vía muy prometedora en el tratamiento de la ansiedad y la depresión.
Como conclusión
Para concluir, es importante no perder de vista que el problema de la depresión, ansiedad y estrés crónico se deben abordar de forma multidisciplinar para maximizar las posibilidades de mejoras a largo plazo.
Michael Thase, MD, psiquiatra y director del Programa de Estado de Ánimo y Ansiedad de la Universidad de Pensilvania: “Cuando se trata la depresión con medicación, los ingredientes químicos “mágicos” reales importan tal vez un 15%. Lo que realmente cuenta, es el proceso de trabajar con un médico y encontrar la motivación para reconocer el problema y tomar medidas para solucionarlo. Se puede conseguir esa parte en una intervención sin medicamentos que incluya dieta, ejercicio y hablar con alguien”.